martes, 26 de noviembre de 2013

Sonambulismo y Aprendizaje.

Investigaciones del Centro Avanzados de Medicina del Sueño del Hospital  de Montreal (Canadá), llevados por Antonio Zafra en colaboración con A. Desautels, D. Petit y J. Montplaisir han roto varios mitos sobre el sonambulismo, como por ejemplo que los sonámbulos no recuerdan lo que hacen, que no responde a ninguna motivación o que no tiene repercusión en la vigilia. La patofisiología de esta alteración  tiene que ver con una interrelación  entre los estados del sueño y el despertar, un estado de disociación y factores genéticos, que son los que más favorecen el sonambulismo (el 80% tiene antecedentes familiares). No debe olvidarse que el estrés  y la falta de sueño son factores que predisponen a sufrir este tipo de episodios provocando consecuencias adversas como la somnolencia durante el día. El estudio a confirmado que el sueño profundo de ondas lentas en los sonámbulos está fragmentada, el cerebro no se duerme de golpe, sino unas partes cerebrales antes que otras produciendo el fenómenos de disociación. Suelen ser episodios inofensivos, sin recpercusiones, otra cosa es que el protagonista pueda lastimarse en sus paseos accidentalmente. Aunque más común entre niños de 6 a 12 años el 25% de los casos pueden persistir en edad adulta.

La Felicidad y el buen humor, favorecen la capacidad de pensar, permitiéndonos encontrar soluciones a los problemas cotidianos y no verlos como obstáculos insalvables. Fomenta la creatividad y la capacidad de aprendizaje, manteniendo alejadas algunas enfermedades al reforzare el sistema inmunológico.

El estudio de la Doctora Rebecca Woods de la Universidad de Dakota del Norte (EEUU) y la doctora Teresa Wilcox de la Universidad de Texas A&M (EEUU) con niños entre 5 y 6 meses determina que, estos no utilizan patrones de diferenciación, de objetos por si mismos, pero si se les da la oportunidad de ver y tocar objetos los desarrollan con más facilidad. Para ello lo mejor es sentarlos (derechos), de hecho se aprecia una correlación, entre retrasos en la capacidad de sentarse y la pérdida de la oportunidad de aprender.

Curiosamente la gente es más propensa a asumir riesgos que merecen la pena si se piensa en un idioma extranjero. Según un estudio realizado por el equipo de Boaz Keyser, profesor de Psicología en la Universidad de Chicago (EEUU). A juzgar por lo resultados de la investigación, las personas son más analíticas cuando piensan sobre un problema utilizando un idioma diferente a su lengua natal, dejándose influir menos por su aversión natural a las pérdidas, lo que hace que se arriesguen más y no dejen pasar oportunidades que estadísticamente les conviene probar.




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