Un pueblo educado prospera también en condiciones adversas.
Un pueblo educado sabe muy bien diferenciar un discurso serio de una prédica demagógica.
Un pueblo educado sabrá elegir a dirigentes honestos y competentes. Estos elegirán los mejores asesores.
Un pueblo ignorante desperdicia sus recursos y se empobrece. Un pueblo ignorante vive de ilusiones.
Un pueblo ignorante es terreno abonado para la demagogia.
Un pueblo inteligente y educado no permite corruptos ni incompetentes.
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