Un ejemplo claro es la Teoría Nuclear de la formación de la Luna. No es que sea una cosa demasiado espectacular ni tajante, pero resulta curioso y no del todo descabellado. Retomando la Teoría de George Howard Darwing expuesta en 1898 en la cual la Luna era una parte desprendida de la Tierra en su momento de formación debido a la alta Fuerza Centrífuga (Teoría que se desestimó al calcular la enorme velocidad a la que tendría que haber girado para poder superar la fuerza gravitatoria de atracción) Rob de Meijer de la Sudafricana University of the Western Cape y Wim van Westernen de la holandesa VU University of Ámsterdam añaden una pieza más a la ecuación, introducen la posibilidad de que aparte de la Fuerza Centrífuga la acumulación de sustancias radioactivas en zonas focales del la Tierra en formación hubiesen dado lugar a “Reacciones Nucleares Espontáneas de Fisión”(algo que aparte de estar respaldado por las Leyes de la Física Nuclear ocurre hoy en día en nuestro planeta pero a mucha menor escala que la que se podría dar en aquellos momentos, por suerte para nosotros) que si podrían haber desprendido la suficiente energía como para lanzar al espacio las cantidades de materiales que acabaría formando tras tomar órbita e irse enfriando a nuestra vecina Selene. Además, esto aclararía también el porque la Luna tiene una menor cantidad de Hierro (proporcionalmente) en su composición siendo esta prácticamente idéntica en componentes a la de la Tierra, cosa difícil si aplicamos la Teoría de la colisión de Reignald Aldworth Daly de 1964 entre la Proto-Tierra y Theia creando de tal choque la Tierra y Luna actuales.Lo dicho, hipótesis interesante a la que aún le quedan muchos estudios complementarios (por ejemplo geológicos) para poderla confirmar o desechar pero que sigue demostrando que hay muchas posibles explicaciones que encontrar y confirmar todavía para saber donde estamos y a partir de ahí quizás plantearnos de donde venimos.
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