viernes, 22 de abril de 2011

Antonio Gala

Al poder le ocurre como al nogal, no deja crecer nada bajo su sombra.

Amar y ser amado es un privilegio; es la gloria del mundo.

Cuando mudamos el parecer que tenemos sobre alguien es más probable que seamos nosotros los que hemos variado que la persona aquélla.

Cuanto mayor sea la exigencia de un hombre respecto de sí mismo, con más dificultad alcanzará el éxito a sus ojos, que son, en puridad, los únicos que lo otorgan.

El amor no se busca, se encuentra.

El amor nunca aspira a ser agradecido ni compadecido, sino correspondido con amor.

El amor perfecto sería el que consistiera en una amistad con momentos eróticos. Una situación equilibrada en que el amigo consuela de la pena que provocó como amante.

El olvido no existe, pero tampoco la constante presencia.

El poderoso no es el que hiere o destruye, sino el que sabe crear y construir.

El que no ama siempre tiene razón; es lo único que tiene.

Entre el recuerdo y la memoria hay mucha diferencia: el primero es la depuración de la segunda.

La felicidad es darse cuenta que nada es demasiado importante.

La reina de este mundo es siempre la esperanza.

Los problemas del corazón siempre maltratan el alma.

Los sentimientos no expresados se convierten en resentimientos.

Ningún progreso logrará el ser humano si el ser humano no progresa.

No aspiro a la felicidad sino a la serenidad: la primera es un don; la segunda, un aprendizaje.

No consiste la felicidad en que nos amen, sino en saber que se nos ama.

No por dolor, no por tristeza, no por la antigua soledad: porque he olvidado ya tus ojos, tengo ganas de llorar.

Otorgar amistad a quien brinda amor, es como darle pan a quien tiene sed.

Ser deseados sin desear es tan violento como amar sin correspondencia, y por supuesto mucho más ridículo.

Todos tenemos un momento de oro en que se nos concede la felicidad. Luego, unos se quedan con el momento y otros con el oro.

Una casa es el lugar donde uno es esperado.

Vivid no de acuerdo con los ideales recibidos, sino con vuestras aspiraciones, con vuestra intuición más vehemente.

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