
- Realiza baños/duchas a temperatura alterna para estimular la circulación sanguínea y linfática.
- Toma plantas medicinales que te ayuden a reforzar la inmunidad, como la equinácea, el tomillo, el escaramujo, el ajo o el espino amarillo, entre otras.
- Duerme el suficiente número de horas para favorecer el correcto funcionamiento de tu sistema de defensas.
- Realiza de forma regular actividad física de intensidad moderada, como caminar.
- Lleva un ritmo de vida más relajado y evita el estrés.
Está claro que no siempre es posible aplicarlas todas y muchas veces el problema radica precisamente en que no podemos nutrirnos bien, o dormir de manera equilibrada, pero está claro que cuantos más de estas opciones sumemos a nuestro día a día mejoraremos sin duda nuestro estado general, siendo muy importante divulgarlo y fomentarlo entre nuestros hijos para que desde pequeños las incorporen a su vida y les sea más fácil mantenerlas a lo largo de ell
as.
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